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Para lograr un visionado mas
amplio, pulsar F-11 |
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Y
es que, el otoño es sin duda alguna la estación del año más
sugestiva y esperada para realizar fotografías. No se trata sólo, de captar la
diversa gama de tonalidades que presentan los árboles, sino de
capturar la calidad y calidez de la luz, que la hacen ser una estación
excepcional para los amantes de la naturaleza.
Gran parte de ese
atractivo de suavidad en la luz, de hojas amarillas o de ocres paisajes,
lo es esencialmente, por tratarse de algo efímero y pasajero. En el
transcurso a lo sumo de dos o tres semanas, nuestro bello y cálido
escenario, se habrá diluido y convertido en un monocromático y blanquecino
paisaje, que dará lugar al inicio de la siguiente estación.
Por
ello, cuando me decido por fotografiar el bosque otoñal y para no andar
divagando por él, cargado de mochilas, cámaras y trípode, suelo dar
los primeros escarceos en la localización de encuadres y parajes, ya desde finales del verano. |
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La
elección de un día nublado, es una magnífica opción, para fotografiar el
paisaje otoñal.
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En estos días otoñales, es
fácil distinguir una alameda de ribera, del resto del bosque.
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Una vez seleccionado el escenario
donde voy a fotografiar, mi siguiente preocupación es llegar a él a la hora
apropiada, por lo que no descarto pasar la noche lo más cercano posíble
al paraje que previamente escogí.
Personalmente, prefiero la temprana luz de la mañana
a la calidez de la tarde ó incluso a las luces del
centro del día, aunque todas ellas son idóneas de crear acogedores
ambientes.
Para
sentirme cómodo, realizando este tipo de fotografía, busco conjugar estos
tres factores: días nublados,
primeras horas del día y algún contraluz. |
Las
setas, tendrán un especial protagonismo en nuestro reportaje otoñal del
bosque. |
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Con un
gran angular, captaremos toda la esencia del bosque: hojas, musgo,
setas...
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Un otoño
de foto |
Mismo
árbol, distintas tomas. Situando la cámara a ras de suelo, es posible
resaltar esos pequeños detalles, que darán un toque mágico a nuestras
fotografías.
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Una
vez escogido el día, la hora y el lugar que utilizaremos como escenario,
tan sólo nos quedará ponernos manos a la obra. Muchos son los fotógrafos
que, llegados a este punto, caen en la golosa tentación de fotografiarlo
absolutamente todo. Cierto es, que ante el variopinto espectáculo que
puede ofrecer un bosque en otoño, la tentación de fotografiar cualquiera
de los mil detalles que se nos ofrecen, puede resultar tan absurda como
engañosa.
Ante nosotros, no sólo
aparecerán atractivos y destartalados árboles sobrecargados de hojas con
una extensa gama cromática, un suelo almohadillado de hojarasca, el
zigzaguente riachuelo que aporta las últimas aguas de un tardío deshielo;
sino que además, es posíble que "nuestro bosque", nos brinde la
posibilidad de disfrutar con algunos detalles de menor tamaño, aunque no por ello,
nada
desdeñables, un charco, una seta, un helecho, un tronco retorcido o algún
pequeño insecto, son igualmente elementos muy a tener en cuenta.
Con tan variada y
atractiva sucesión de posibilidades, asalta la pregunta de qué objetivo u
objetivos poner en nuestra cámara. Personalmente, cuando salgo al campo a
realizar fotografías, huyo lo más que puedo de andar cambiando objetivos de forma compulsiva en función de lo que tengo
delante. Como todos sabemos, una de las asignaturas pendientes de las
cámaras digitales de objetivos intercambiables es, la suciedad que se
acumula en sus sensores al intercambiar objetivos en lugares no
protegidos.
Por ello, prefiero
visitar un paraje en varias ocasiones, antes que arriesgarme a
intercambiar los objetivos en plena naturaleza. Un gran angular, como
pueda ser un 10-20 mm o incluso hasta un 18 mm, nos permitirá captar sin
ningún problema, toda la esencia de una arboleda con riachuelo o cascada
incluida y un primer plano de hojas secas. |
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Existen filtros de variadas tonalidades, uno "sepia" dará una mayor calidez a
nuestras fotografías. |
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Para realzar los valores de
un brumoso día de lluvia, situé un elemento discordante con el resto de
la toma.
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Una
estación largamente esperada |
Si
lo que preferimos es, pasear plácidamente por el interior del bosque, para
impregnarnos de su ambiente y escuchar sus sonidos, es muy posíble que nos
asalte la tentación de centrar nuestra atención y nuestras tomas en
objetos menores.
En tal caso, lo que
necesitamos es un tele-medio de 70-120 mm y un objetivo macro, con el que
aproximarnos a los objetos más minúsculos. Un polarizador, un filtro
degradado y alguno de coloración sepia, completará nuestro equipo para
pasar una entrañable jornada en connivencia con el otoño.
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Exposiciones largas, para
captar todo el embrujo |
Acertar
con la medición de la luz, con la apertura del diafragma ó con los tiempos
de exposición, suele ser fruto de la experiencia. Una de las prioridades
en este sentido, es tener muy presente que la luz en el interior de un más
o menos tupido bosque, suele ser muy heterogénea y por ello, un filtro
degradado neutro, será capaz de compensar las desigualdades lumínicas.
El polarizador puede y
de hecho es casi siempre un buen aliado, pero habremos de ser cautos en su
utilización, ya que si bien le otorgará a los cielos un mayor contraste,
debilitará en contrapartida, tanto los brillos de las hojas como las
superficies húmedas presentes en el bosque.
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Mediante
la colocación de un filtro degradado neutro, seremos capaces de crear ambientes con
aspecto fantasmagórico. |
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Otra
herramienta de la que nunca debemos separarnos, por molesto que nos
resulte, es un robusto trípode. Será fácil que alguna vez, tengamos que
anclarlo sobre barro o en medio de algún riachuelo. Muchas de las
fotografías que tomemos en el interior de un bosque, van a requerir la
utilización de largas exposiciones, para que paradójicamente nuestra
fotografía salga movida.
La toma de un pequeño
riachuelo, cuando deseamos conseguir el efecto del movimiento del agua al
correr, con ese agradable y aterciopelado aspecto sedoso-algodonoso,
necesitará una lenta velocidad y un alto valor del diafragma. Con ello,
tan sólo el agua aparecerá movida, dejando el resto del entorno en la
máxima quietud y ganando en profundidad de campo. Mantener el ISO lo más bajo posible, nos
brindará la posibilidad de obtener imágenes más limpias y sin apenas ruido. |
LOS SEIS MEJORES DESTINOS
* Nacimiento del Río
Andarax (Laujar)
* Cascada del Río
Chico (Ohanes)
* Fuente La Parra de
Mahón (Fondón)
* La Jordana (Serón)
* La Rosariera
(Bacares/Bayarque)
* El Chortal y La
Merendera (Gérgal)
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Al
comienzo del otoño, la gama
de tonal de verdes, resulta realmente espectacular. |
Un
muro o un viejo cortijo, son elementos nada desdeñables a fotografiar. |
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Nunca debemos
desaprovechar la ocasión, de salir a hacer fotos en un día nublado.
Son días en los que se crea una
atmósfera muy especial en un bosque. El paso de la
niebla por entre los árboles, aumenta la sensación de
profundidad entre el frente y el fondo de la imagen.
La aparición de
la niebla por entre los árboles nos transmitirá a buen seguro,
agradables sensaciones asociadas normalmente al miedo o a la inquietud.
Nunca
desaprovecho la ocasión de hacer fotos en esos días. Plantéate este
tipo de cosas en lugar de pensar que el clima no acompaña para
pasear y sacar buenas fotografías.
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Nunca
debemos olvidar a la "hoja", como el verdadero protagonista del reportaje
que vayamos a realizar en el interior del bosque. |
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Cuando
me adentro en el bosque para materializar en mis fotografías toda la belleza y
embrujo que atesora, nunca desdeño la posibilidad de captar igualmente
la vida animal que en el se esconde. Y digo bien esconde, pues esta no es
precisamente una estación en la que prolifere este modalidad de vida.
Pequeñas aves,
ardillas, roedores o la última generación de insectos, será nuestro
particular zoológico a la espera de dejarse fotografiar. Por la facilidad en
dejarse hacerlo, prefiero siempre a los insectos antes que a cualquiera de
los grupos anteriores. Captar por ejemplo la imagen de un lepidóptero,
suele resultar muchas veces frustrante y habremos de madrugar
antes de que pongan en marcha toda su actividad vital. Para fotografiar la oruga de la derecha,
tuve que colocarla sobre una fina ramita, donde fue fotografiada
repetidamente, resultándole la escapatoria del todo imposible. |
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Algún útil
consejo
Buscar esos pequeños detalles,
como el color rojizo de algunas hojas caídas, permite disparar en
macro
y acentuar las texturas.
Si previamente a nuestra visita, cayó algo de lluvia, es posíble que
pendan pequeñas y transparentes gotas en ramas y hojas.
Será época de setas, atractivas protagonistas para nuestras fotografías.
Cuidado con las
mediciones, algo de luz filtrada entre la
vegetación puede echar al traste una fotografía.
Intentemos la originalidad en nuestras tomas, pues aunque hagamos fotografías que
hayamos visto anteriormente, hemos de buscar nuevos ángulos y encuadres,
siempre dentro de nuestro propio estilo. |
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A estas
alturas del año aún quedarán rezagados en fase larvaria. |
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Para
finalizar el presente destino fotográfico, quisiera resolver alguna
situación, de las que denomino "conflictivas". Imaginemos que hemos
acudido a nuestro bosque en un luminoso día otoñal.
En estos casos y a mí al menos, me resulta vital el ajuste del
"balance de blancos", ya que es muy posible que algún molesto rayo
de sol, se nos cuele por entre las hojas de la bóveda del bosque.
Ello hará, que la luz que consiga atravesarla, ilumine la escena
irregularmente.
Será necesario
entonces, poner sumo cuidado
a la hora de controlar la exposición.
Cuando se produce un fuerte contraste entre las luces y las sombras,
la medición puede engañar a nuestra cámara a la hora de leer la luz,
exponiendo alguna que otra zona quemada. Para ello, tras el disparo y si tu cámara lo permite,
es necesario que compruebes el histograma para que te muestre las zonas que hayan podido
quedar demasiado blanquecinas.
Con respecto a
las hojas, nunca olvides que serán nuestro principal protagonista, y a la
que hemos de dedicarle todo tipo de situaciones al realizarles
fotografías. Prueba con fotos de detalles, no
hay porqué sacar siempre el
árbol completo, y sobre todo y lo más importante, disfruta de la
esencia del bosque, componiendo todo tipo de escenas y vuelve sin
complejos si fuese necesario a los pocos días, a repetir esa fotografía
que casi te salió perfecta. |
Un viejo
tronco retorcido dará mucho juego a nuestras tomas del bosque. |
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Un
vetusto y destartalado castaño, testigo silencioso del paso de la estación
otoñal. |
Tendidos
en el suelo y enfocando al cielo, obtendremos nuevas perspectivas. |
Aunque predomine el ocre, algunas plantas resistieron los rigores
del verano. |
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